3/8/10

Roma

PROPÓSITO E ITINERARIO DE ESTE VIAJE

Mi ahijada A.V. quería conocer Italia, así que aprovechamos sus vacaciones y las mías para hacer un viaje mochilero, que para ella fue, por cierto, el primero de este tipo. Disponíamos únicamente de 20 días, de modo que procuré planificar un itinerario que nos permitiera visitar algunos de los lugares más importantes sin necesidad de morir por estrés. Teniendo en cuenta que iríamos en pleno verano, cuando unos cuantos millares de turistas, procedentes de todos los rincones del planeta, coincidiríamos en los mismos sitios, tomé la precaución de hacer las reservaciones de vuelos, trenes y alojamiento con dos meses de antelación.

Mi propósito en este viaje era que A.V., una adolescente con una capacidad de análisis admirable y la curiosidad de una esponja silenciosa, se empapara un poco de la cultura italiana, de la belleza, trascendencia y riqueza de la Historia del Arte y del Arte hecho obra vivificante y tangible. Por supuesto, se trataba también de brindarle la oportunidad de sumar una nueva experiencia, implícita en la aventura de un periplo flexible y relajado, aunque sin demasiadas pausas, que comenzaría en Roma y se extendería a Pescara, Bologna, Firenze, Padova, Venezia, Barcelona y Madrid, abarcando un total de 4.875 kms., recorridos en distintos medios de transporte.

¿Cómo se administran escasos 20 días entre 8 ciudades? Tan bien como lo permitan las circunstancias, pero sobre todo, anticipándose a ellas. Hay que tener claro que un viaje como este no alcanza para conocer ciudades, sino tan sólo para visitarlas; tampoco es posible acceder a todos los sitios históricos, culturales, académicos, comerciales y de entretenimiento que hay en las urbes mencionadas, sencillamente porque la estadía en cada una de ellas es breve. Por lo tanto, en este caso, la mejor manera de distribuir el tiempo es planificando con tiempo y a tiempo los destinos y las rutas. Si se viaja a Europa en agosto -algo que procuro evitar siempre que puedo, debido al calor y al gentío-, se cuenta con la ventaja de que anochece mucho más tarde, por consiguiente, se disponen de al menos tres horas más para entrar o permanecer en algunos espacios de interés.

En el siguiente mapa se muestran las rutas que seguimos hacia los distintos lugares que visitamos.

 
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MOCHILEANDO EN ITALIA

Cargando nuestras respectivas mochilas, A.V. y yo caminamos las cinco cuadras que hay desde mi refugio madrileño hasta la estación de Metro más cercana para ir al Aeropuerto de Barajas, donde abordamos un avión de Vueling Airlines que nos llevó, en poco más de dos horas, al Aeropuerto Leonardo Da Vinci, en Fiumicino. Ya en el exterior del aeropuerto, subimos a un autobús de la línea Cotral -se reconocen porque todas las unidades están pintadas de azul-, que por 8€ (ambos tickets) nos dejó en la estación Termini de Roma. Al bajar del autobús cruzamos una avenida muy transitada, entramos en el primer restaurante que conseguimos, y sólo porque estábamos hambrientas fuimos capaces de comernos el peor plato de pasta de tutta l'Italia, para colmo, puesto sobre la mesa -que no servido- por el más descortés de los mesoneros. Compensamos el disgusto con un gelato de stracciatella, sentadas en un banco de la Piazza del Risorgimento.

Nos hospedamos en el Hotel Mozart, situado en Via Dei Greci, 23/B, a pocas cuadras de la Piazza del Popolo. Nuestra habitación estaba muy bien decorada, tenía camas confortables, almohadas de plumas, televisión por cable, conexión a Internet y una sala de baño espectacular. En fin, las comodidades que se esperan de un hotel de cuatro estrellas, lo que dio lugar a que A.V. comentara que éramos "unas mochileras muy selectivas". Pues, sí, cuando se está en Roma o en Venezia, el placer de la dolce vita depende, en parte, de elegir muy bien dónde alojarse. Lo que mi pequeña consentida no sabía era que durante el resto del viaje no dormiríamos sobre más de dos estrellas.

El observador

Fonte della Barcaccia (muy temprano)

Fonte della Barcaccia (a media mañana)

Balcón

Retratista

Arte en Piazza Navona

Músicos

Fontana di Trevi

Detalle de la Fontana di Trevi

Calle romana

Escalinatas en la Piazza di Spagna

Patio de la Piña en los Museos Vaticanos

Ventana

Detalle del techo de la Galería de los Mapas en los Museos Vaticanos

Vitral de la Madonna con el Niño Jesús

Monumento a Vittorio Emmanuele II (los romanos lo llaman "el pastel de bodas")

Detalle de un capitel

Estatua ecuestre de Vittorio Emmanuele II

Ruinas del Foro Imperial

Perfil de la fachada del Coliseo





El Coliseo

Columnas

Arco

Foso central del Coliseo

Frutas de la estación

El turismo avanza sobre ruedas

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