En Italia, ARTE se escribe con mayúsculas, porque se percibe dondequiera que se va, en las ciudades y en los pueblos, en los museos y en las iglesias, en las plazas y en los mercados, en las calles y en las personas, en lo seco y en lo mojado. Italia toda es una obra de arte en constante movimiento y, sobre todo, en permanente estado de preservación. No es para menos, cuando se es curador y custodio de un acervo absolutamente inestimable.
El prodigioso ingenio y la excepcional habilidad de los artistas hizo posible que la piedra, la tela y el metal cobraran vida, hasta el punto de llegar a respirar por sí mismos en el espíritu y la memoria de sus representaciones. No me cansaré nunca de ver y detallar con inagotable asombro la textura, los hilos de oro, las figuras y los tonos de color de los magníficos tapices; la precisión del cincel sobre el mármol en el parto escultórico de una anatomía humana o animal; la intensidad del fuego y el impacto del martillo en el acto de doblegar al bronce para erigir un monumento. Si el Arte, en todas sus formas de expresión, no existiera, probablemente viajar a otros países no despertaría el mínimo interés.
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Busto de Sócrates |
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Busto de Platón |
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Busto de Aristóteles |
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Detalle del techo de la Galería de los Mapas. Las obras de esta sala rectangular se realizaron durante el papado de Gregorio XIII (1582-1585) y fueron restauradas por orden del papa Urbano VIII (1623-1644). |